¿Pusiste demasiada sal en tu comida? Con estos consejos podrás rebajar el salado en tus platos
Existen algunos trucos esenciales para arreglar la comida salada y no desperdiciar tus recetas.
La gastronomía española es destacada en Europa y todo el mundo. Cuenta con una amplia variedad de recetas que se imitan y se adaptan a los distintos lugares y culturas y con cocineros de renombre que dan a conocer platos y trucos por todo el mundo.
En un artículo anterior, te contamos cómo quitar el amargor de las berenjenas de forma efectiva utilizando sal; haciendo un remojo con agua, sal y leche y remojando estas hortalizas con agua, sal y harina.
Hoy queremos ayudarte con otros trucos, esta vez para resolver un percance común en el ámbito culinario: el exceso de sal en las comidas. ¿Cómo te enfrentas a un plato de comida salado? ¿Hay alguna forma de remediarlo?
Respira con tranquilidad, porque existen soluciones y aquí te las compartimos.
Las potencialidades del almidón y el azúcar
Si alguna vez te encuentras con un guiso, un plato de verduras o una salsa que ha quedado demasiado salada, la adición de patatas crudas puede ser la solución. Las patatas contienen almidón, que tiene la ventaja de absorber la sal de la receta.
Pelar la patata, cortarla en rodajas gruesas y añadirla en crudo resultará en un plato corregido sin la necesidad de desechar nada. Asegúrate de hervir las patatas durante unos 10 minutos y luego, con la ayuda de una cuchara, retira las patatas del guiso.
Otro truco que puedes probar es agregar un poco de azúcar, pero, como podrás imaginar, debes usarlo con precaución. Usar demasiado azúcar puede dar como resultado un plato demasiado dulce. Entonces, lo mejor es agregar azúcar poco a poco, probando cada adición para no excederte con el dulzor.
El poder de la absorción: pan y fécula de maíz
Añadir un trozo de pan cortado por la mitad a tu comida también puede ayudarte a reducir su contenido de sal. El pan, como la patata, es un gran absorbente de la sal. Sólo necesitas dejarlo cocer durante unos minutos.
No obstante, tendrás que estar al tanto, ya que retirar del guiso puede ser complicado, especialmente si el pan se deshace y se mezcla con el caldo.
La fécula de maíz, o maizena, es otro elemento que puede arrojar un salvavidas a un plato muy salado. Puedes disolver fácilmente una cucharadita de maizena en un poco de agua y añadirlo a tu guiso. Pero, de nuevo, se debe usar con moderación para evitar que el caldo quede demasiado espeso.
Agua, el mejor disolvente
Otra manera de diluir el contenido de sal en tu comida es simplemente, en muchos casos, añadir más agua. Este método rara vez altera el sabor general del plato, siempre y cuando dejes que el agua se evapore después de añadirla.
Si estás preparando un plato con mucha agua, como una sopa, puedes fácilmente reemplazar algo del líquido salado que se encuentra actualmente en la preparación con un poco de agua nueva, leche o incluso caldo sin sal.
Agregar ácidos, dulces o enjuagar
Los ingredientes ácidos pueden añadir un interesante contrapeso al sabor salado. Puedes usar jugo cítrico como el de limón, vinagre o incluso tomate. Aparte del azúcar que mencionamos antes, también puedes añadir leche condensada o miel si la receta lo permite.
Una opción alternativa y bastante radical, pero que puede resultar en un interesante redescubrimiento de sabores, es enjuagar las verduras o alimentos que parecían irremediablemente salados y luego sumergirlos en agua sin sal.
Prevenir, el primer paso de la buena cocina
Existen varias recomendaciones que puedes seguir para prevenir el exceso de sal en tus platos. Por ejemplo, puedes cambiar tu sal de mesa por sal kosher, que es más granulada y, por lo tanto, más fácil de controlar.
También, puedes seguir la práctica de añadir un poco de sal cada vez que agregas un nuevo ingrediente y de probar el plato antes de servirlo.
Por otra parte, técnicas como la cocción lenta, el asado y el uso de hierbas y especias frescas pueden ayudar a sacar a relucir los sabores ricos y complejos de los ingredientes principales sin depender tanto de la sal.
Finalmente, un buen aceite de oliva puede añadir una profundidad de sabor que reduce la necesidad de sal.
Alternativas a la sal para enriquecer tus platos
Algunos condimentos alternativos que pueden realzar tus comidas y disminuir el riesgo del exceso de sal son:
Hierbas aromáticas
Las hierbas aromáticas son una excelente opción para añadir sabor sin necesidad de recurrir a la sal. Romero, tomillo, orégano y albahaca son sólo algunas de las opciones que puedes explorar.
Cada una aporta un carácter único a tus platos, desde el toque mediterráneo del romero hasta la frescura de la albahaca. Utilízalas en su justa medida, empezando por una pizca y ajustando según tu paladar.
Especias
Las especias juegan un papel crucial en la cocina, ofreciendo una amplia gama de sabores que pueden sustituir la sal. Pimentón, cúrcuma, comino y pimienta negra son algunas de las especias que pueden transformar un plato simple en una obra maestra culinaria.
La clave está en utilizarlas con moderación para evitar que tomen protagonismo otros sabores.
Umami
El umami, conocido como el quinto sabor, ofrece una profundidad única que puede hacer que tus platos resalten sin necesidad de sal. Ingredientes como los tomates secos, queso parmesano y salsa de soja son ricos en umami y pueden ser excelentes adiciones a tus recetas.
Recuerda, sin embargo, que algunos de estos ingredientes contienen sal, por lo que su uso debe ser equilibrado.
¡Esperamos que estas sugerencias te sean de ayuda para corregir la sobresalinidad de tus platos! No olvides que la práctica hace al maestro, así que no te desanimes en caso de que tu plato no resulte como esperabas.
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