Cocer un pollo parece una tarea simple, pero conseguir que quede jugoso y perfectamente cocido puede ser todo un desafío. Uno de los mayores retos al cocinar pollo es determinar el tiempo de cocción correcto. Cocinar de más puede resultar en un pollo seco, mientras que cocinar de menos puede ser peligroso para la salud
Asimismo, hay varios factores que pueden afectar al tiempo de cocción, como el tamaño del pollo, si está relleno o no y la temperatura de cocción.
No obstante, existen pasos y recomendaciones para alcanzar una cocción perfecta y desbloquear el secreto culinario de su cocción.

Tiempo óptimo y cómo saber si el pollo ya está cocido

Como regla general, se debe cocinar el pollo durante aproximadamente 20 minutos por cada 500 gramos, más 20 minutos adicionales. Sin embargo, esta es solo una guía general y puede variar dependiendo de varios factores.
Aunque tener un tiempo estimado puede ser útil, el método más efectivo para saber si tu pollo ya está listo es a través del pinche y la observación. Al pinchar el pollo con un tenedor o cuchillo, si no sangra ni se ve rosa por dentro, significa que se encuentra totalmente cocido y listo para comer.

Receta rápida y fácil para un pollo jugoso

Ahora que ya sabes los trucos esenciales, veamos una receta rápida y fácil para hacer un pollo jugoso y con un sabor delicioso
Necesitarás:
  • Un pollo entero.
  • Sal y pimienta al gusto.
  • Aceite de oliva. 
  • Hierbas y especias a tu elección para marinar.

Instrucciones y pasos

1. Preparar el pollo: Lo primero es preparar el pollo. Asegúrate de que esté limpio retirando las vísceras si es necesario y sécalo con papel de cocina. Esto ayudará a que la piel quede más crujiente.
2. Sazonar: salpimienta el pollo generosamente por dentro y por fuera. Mezcla las hierbas y especias secas con un poco de aceite de oliva para formar una pasta. Frota esta mezcla sobre todo el pollo, asegurándote de cubrirlo uniformemente. No olvides meter un poco de la mezcla bajo la piel para maximizar el sabor.
3. Precalentar el horno: precalienta el horno a 190°C (375°F). Este paso es crucial para asegurarte de que el pollo comience a cocinarse a una temperatura óptima desde el momento en que entra en el horno.
4. Atar el pollo (opcional): para una cocción más uniforme, puedes atar las patas del pollo con hilo de cocina y doblar las alas debajo del cuerpo. Esto no es estrictamente necesario, pero ayuda a que el pollo mantenga una buena forma y cocina más uniformemente.
5. Asar: coloca el pollo en una bandeja para hornear y riégalo con un poco más de aceite de oliva. Introduce el pollo en el horno y cocina aproximadamente 20 minutos por cada 500 gramos más 20 minutos adicionales, o hasta que la temperatura interna en la parte más gruesa del muslo alcance los 74°C (165°F).
6. Descansar: una vez cocido, es importante que dejes descansar el pollo durante unos 10 minutos antes de cortarlo. Esto permite que los jugos se redistribuyan, asegurando que cada bocado esté jugoso y lleno de sabor.
7. Servir: corta el pollo como desees y sírvelo caliente. Puedes acompañarlo con tus guarniciones favoritas, como patatas asadas, verduras al vapor o una ensalada fresca.
 

El pollo, sus características y propiedades nutricionales 

El pollo se denomina a los individuos jóvenes de la especie gallina, sacrificados entre las 5 y las 16 semanas de vida y con un peso aproximado entre 1 y 3 kg. 
La delicadeza de su carne, blanca o ligeramente amarillenta, está determinada por la alimentación que estos animales han recibido durante su crecimiento, aunque este tono no es indicativo de la calidad del pollo. 
Existen diferencias notables entre los métodos de cría de los pollos:
  • Por un lado, encontramos el pollo de granja industrial, criado de forma extensiva en granjas industriales, que se alimenta principalmente de piensos y alcanza un peso de 1 kg de forma rápida. Este tipo de pollo tiene una carne de tonalidad pálida y su sabor resulta menos intenso que el del pollo de corral. 
  • En cambio, el pollo de corral crece en un entorno de semilibertad, alimentándose con grano y sin la intervención de medicamentos, lo que provoca un período de engorde más largo, de hasta 3 kg. Su carne, de una tonalidad más amarillenta y con menos grasa, es también más firme y de un sabor más pronunciado. 
Según la Fundación Española de la Nutrición, el pollo se compone en un 70% de agua, seguido de proteínas de alto valor biológico debido a su contenido en aminoácidos esenciales. 
La carne de pollo, especialmente sin piel, se considera magra y su grasa es mayormente monoinsaturada, constituida principalmente por ácido oleico. Con un considerable contenido en minerales como el fósforo y en vitaminas del grupo B como la niacina y la vitamina B6, el pollo es altamente nutritivo y una opción saludable a incluir en la dieta semanal

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